Londres

. 27/2/07

He perdido la cuenta de las veces que he estado en Londres, deben de ser más de quince. Pero siempre he ido por trabajo. Aunque en todas las ocasiones procuré hacer escapaditas a mi aire (especialmente a los mercadillos, las zonas de tiendas, los monumentos más emblemáticos y, ejem, una vez tuve la ocurrencia de meterme en el museo de cera de Madame Toussaud), nunca había ido estrictamente de turista.
¿A dónde voy?

La semana pasada estuve cuatro días en Londres y, además de las obligadas visitas a Camden, Portobello y las tiendas del centro, visité sitios que no conocía. Por ejemplo, dimos un paseo alrededor de la Torre de Londres, merodeamos por la Abadía de Westminster y pasamos casi una mañana entera en la Tate Modern Gallery, el museo de arte moderno y contemporáneo instalado en un impresionante edificio (una antigua central eléctrica, creo) a orillas del Támesis. Nos limitamos a la colección permanente, abrumadora, aunque la visita merece la pena aunque sólo sea por ver el edificio por dentro, con una amplísima explanada inclinada a la que se accede nada más entrar y la posibilidad de descender de planta no sólo en ascensor sino deslizándote tumbado por unos tubos de aspecto futurista (que no probé debido a mi creciente claustrofobia).
El fastástico aspecto del interior del Tate Modern, con sus tubos/ascensores.

Mención especial para Harrods. Tampoco conocía el edificio central (en Kingsbridge) de la autoproclamada mayor cadena de grandes almacenes del mundo, y aunque la idea no me entusiasmaba acepté ir atendiendo al reclamo de una espectacular exposición de guitarras organizada en la segunda planta. Docenas de guitarras utilizadas por músicos míticos (de Bo Diddley a Jimi Hendrix pasando por George Harrison) y guitarras customizadas por artistas y diseñadores (y algún músico, como el ubicuo Bono).
Guitarra diseñada por Bono (U2), titulada "Pedro y el lobo".

Antes de quedarme boquiabierto con las guitarras, me quedé ojoplático con la sección de alimentación. Está distribuida en diferentes estancias decoradas con ostentoso lujo: una para carne y pescado, otra para embutidos, otra para frutas y verduras... Un inmenso delicatessen, donde los productos están delicadamente expuestos en mostradores que parecen diseñados por escaparatistas. Encuentras cortes de carne que no sabías que existían, tomates del tamaño de un melón y cerezas a 50 libras el kilo (75 euros, más o menos). Todo ello, junto a la sección de joyería: los chuletones al lado de los relojes de Cartier.
Harrods: joyas de Cartier y chuletones.

Por supuesto, aproveché el viaje para hacerme con un buen cargamento de discos, primero en la Virgin, luego en la HMV y por último en una tiendita muy lustrosa en Camden Town. Paso a enumerar.

Fairport Convention, "Liege & lief".
Karen Dalton, "It's so hard to tell..." (más folk de finales de los sesenta).
Joanna Newsom, "Ys" (folk, pero de ahora: no lo tenía y lo encontré a buen precio).
Ali Farka Touré y Toumani Diabaté, "In the heart of the moon" (no lo encontré en España; lo descubrí el pasado verano en un avión de Singapore Airlines, donde cada pasajero puede escoger DVDs y discos para escuchar durante el viaje).
David Crosby, "If I could only remember my name".
John Coltrane, "A love supreme" (en España sólo encontraba la carísima edición de lujo).
Damien Rice, "0" (no tenía su primer disco y allí estaba tirado).
Small Faces, "Definitive collection" (lo vi cuando iba a pagar, estaba baratísimo y lo pillé).
Portishead, "Dummy" (lo tenía pero me desapareció misteriosamente).
Y una recopilación de drum & bass de 3 libras (un sonido que me parece puramente londinense).

En el capítulo gastronómico, comimos bastante bien en un libanés al lado de Harrods y decentemente en un italiano del Soho y en un buffet mongol (como suena).
Comiendo en un libanés. Bonitas lámparas.

Aunque el descubrimiento fue un restaurante llamado Garlic & Shots (14 de Frith Road, en el Soho), que como su nombre indica está especializado en ajo y chupitos (que puedes elegir de una carta con 101 variedades, la mayoría de vodka). En realidad es un antro estrecho, oscuro y ruidoso, de dos plantas, con música de Mötley Crüe, Led Zeppelin y Mars Volta de fondo, por donde desfilan heavies, personajes indescriptibles y gente más o menos arreglada. Vimos a alguno que salía dando tumbos. La comida estaba buenísima (me pedí unas costillas al ajo, cómo no, y estaban tan tiernas que se deshacían), el vino está a un precio razonable (10 libras el tinto de la casa, francés; 15 euros) y los chupitos de vodka al final nos supieron a gloria. Aunque el servicio es bastante borde (cuando le recriminé al camarero que estaba tardando el segundo me soltó, "Esto no es un McDonald's"), el sitio es pa' verlo.
Pedazo de cena en el Garlic & Shots: costillas, gambas, exquisito pan de ajo y rock and roll.

Ectoplasmas de la radio libre

. 5/2/07

Iker Jiménez, analiza esto: los ectoplasmas radiofónicos de Vencido (a la derecha) y un servidor.

El domingo 4 el amigo Vencido me invitó a su programa de radio, que se llama igual que su blog: "Menosprecio de corte y alabanza de aldea". Lleva en antena, me contó, desde 1993, primero en Radio Vallekas y ahora en Radio Utopía. Eso es llevar la radio en las venas y lo demás son tonterías.

Su propuesta se basaba en dedicar su hora de emisión a repasar algunas de las canciones de "mi" vida. Consciente de la dificultad de comprimir en tan sólo una hora todas las canciones que podrían enmarcarse en semejante epígrafe, mi playlist fue el siguiente:

Radiohead, "Paranoid android".
Asfalto, "Días de escuela".
Electric Light Orchestra, "Shine a little love"
Kiss, "Hard luck woman".
The Zombies, "Hung up on a dream".
La Buena Vida, "Magnesia".
Gram Parsons, "Hickory wind".
Los Secretos, "Ahora que estoy peor".
J. S. Bach, "Cello suite nº1, BWV 1007".

Se quedaron sin pinchar, por falta de tiempo, Afghan Whigs, Rick Nelson y el francés Raphael. Pero la lista podría haber sido mucho más extensa: los Smiths, Bob Dylan, los Kinks, Rick Wakeman, los Bee Gees, Judas Priest, Townes Van Zandt, Steve Earle, Donovan... Una selección inconexa, sí; pero todas ellas canciones que han tenido sentido para mí en uno u otro momento por alguna razón.

Me gustó conocer Radio Utopía. Tienen unas instalaciones modestas pero acogedoras, en un piso bajo de San Sebastián de los Reyes. La gente que encontramos allí me pareció muy agradable.

Luego, Vencido y yo nos tomamos un vino en un bar llamado Road, de los de clientela fija (parecía que llevaran allí años) formada por jubilados, bebedores y jugadores de mus bebedores y en edad de jubilarse. Sé que Vencido siente debilidad por este tipo de lugares, honrados bares españoles. Incluso Vencido, que me invitó, tuvo la ocurrencia de pagar la cuenta (2 euros) con un billete de 50, y el camarero lo aceptó sin un mal gesto. No quedan muchos sitios así.

La experiencia fue una gozada, así que espero que podamos hacer una segunda parte en el futuro.