No es ninguna tradición. De hecho, sólo se ha producido dos veces en las últimas semanas. Pero he de decir que me gustan esos viernes por la tarde que empiezan con una comida con Vencido, El Sueco y los demás (también DJFlow, aunque no estuvo en la última), y continúan con una sobremesa que se alarga hasta las 8 de la tarde bien regada de Absolut con tónica (en mi caso).
Me gusta esa sensación de no tener ninguna prisa. Me gustan por estar rodeado de gente con la que me siento a gusto. Me gustan porque a los camareros de mi pueblo se les va la mano cada vez que te ponen una copa. Me gustan porque todos somos igual de bocazas capaces de soltar axiomas grandilocuentes con pasmosa facilidad. Me gusta porque hablamos de un sinfín de chorradas que debatimos como si fueran asuntos de gran trascendencia: las películas de Ben Stiller, el Krautrock, el padre de Hamilton, el paso del vinilo al CD, el paso del CD al MP3... y recordamos viejas anécdotas de cuando trabajábamos juntos que, aunque nos las sabemos de memoria, evocamos con placer a carcajada limpia.
Va por ustedes, amigos.
Tardes de viernes
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22/10/07