TV y música pop

. 12/1/07

Ya se ha aplicado la predecible sentencia: Cuatro ha decidido extirpar de su rejilla el espacio musical "40 Pop". La noticia me ha dejado con una fuerte sensación de frustración, porque me gusta la música y, además, yo trabajaba en ese programa.

Es el segundo programa musical que cae de la televisión generalista en seis meses, que yo sepa. El verano pasado La 2 se cepillaba "I-Pop", un programa en el que había puestas muchas esperanzas, producido por un equipo altamente cualificado de especialistas musicales (entre ellos, el amigo
Vencido) aunque, para mi gusto, dirigido con dudoso criterio por un veterano y desganado DJ radiofónico perteneciente a la generación de los intocables a quien traicionó su inexperiencia en el medio.

Creo que "40 Pop" tenía calidad. Programado para la mañana de los sábados, cuando sólo los preadolescentes están frente a la TV, "40 Pop" tenía un enfoque musical muy claro. No era para musicólogos, pero cumplía con la sempiterna asignatura pendiente de "música en directo en televisión" (lo mismo que "I-Pop"). Creo también que los reportajes eran novedosos: en "40 Pop" se pudo ver a Coti conduciendo un deportivo, a (los) Pereza jugando al golf o a Merche sometida a un tratamiento de spa, por poner sólo tres ejemplos. Probamos fórmulas diferentes, como contar las noticias musicales rapeando (a cargo de un premiado rapero profesional). Quienes creamos el programa, en otoño de 2005, pensamos que sería recibido como el-programa-musical-que-tanta-falta-hacía. Ilusos.

Desde el principio, "40 Pop" no interesó a ninguna de las partes, digamos, que convergían en su elaboración. Las discográficas nunca llegaron a enterarse del todo de su existencia y, por tanto, su colaboración fue escasa y torpe. (Asumo que tampoco nosotros supimos hacerles ver su relevancia.) El hecho de tener música en directo, en vez de convertirse en un valor añadido para el programa, era un problema. Para los grupos era un engorro: se pasaban la tarde entera haciendo esas soporíferas pruebas de sonido, tan largas y tediosas como si fueran a hacer un concierto entero de dos horas, todo para dos o tres temas. Muchos, como acababan de sacar disco, decían que no tenían "preparado" el directo (y digo yo: ¿no se sabían las canciones que acababan de grabar?). Si el artista era un solista, todavía no tenía la banda montada (músicos contratados) para el directo. Por si no era suficiente, el público ni siquiera sabía apreciar que el grupo estaba tocando en directo. Habría dado lo mismo hacer playback.

Hoy en día sólo hay tres temas en televisión: Fútbol, Política y Corazón. Es de lo que habla la gente en la calle: de Luis Aragonés, de las obras de Gallardón y del culebrón Pantoja. Como ha quedado patente, la música, por desgracia, no interesa a nadie. Ni a las discográficas, que no supieron colaborar. Ni a los artistas, la mayoría de los cuales veía molesto tener que tocar en directo. Ni a los espectadores, que, según los datos de audiencia, no lo abrazaron precisamente con entusiasmo. Como consecuencia, tampoco a la cadena que lo emitía, que advirtió, comprensiblemente, que podía obtener un share más alto con otro tipo de programas.

En fin, así como nació, así se ha ido: sin que nadie se entere. Descanse en paz.