Muchos colegas de profesión lo comprenderán (espero): yo no puedo enfrentarme a un folio en blanco con cualquier fuente cargada en el Word. Voy más allá: si la fuente es fea, es muy probable que me sienta incapaz de escribir una sola línea.
Soy un fanático de las tipografías. Un mundo ilimitado, perverso, fascinante. Quienes trabajan conmigo lo sufren: busco siempre esa fuente que resuma todo lo que uno quiere transmitir (aunque no siempre se consigue, admito). Tipografías "dulces", "adultas", "agresivas", "ingenuas", "sexies" pido, y a veces no me entienden. Unos cuantos trazos son capaces de condensar emociones. Una fuente es el equivalente al tono de voz: puedes decir la misma frase de mil maneras diferentes.
Me las bajo de Internet. Busco páginas que estudian las tipografías (Fontshop.com, Ilovetypography.com, Identifont.com). Me quedo pasmado ante logos y páginas de publicidad. Sopeso colores, tamaños, juegos de mayúsculas y minúsculas... Apasionante.
Tipografías
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11/9/08