Se ha puesto de moda el término "disqueras" para referirse a las compañías discográficas. Lo mismo que "disqueros" para hablar de las personas que trabajan en dichas compañías. Creo que la moda la ha impuesto un crítico veterano y enquistado que no para de escribirla. Y el resto dice amén. No niego que en mis veinte años en este tinglado la haya escuchado antes de manera aislada, pero no con la reiteración de los últimos meses (¿un par de años?), suficiente como para llegar a la conclusión de que es un término de moda.
El "palabro" viene de algún país latino. En México, por ejemplo, en vez de "conducir" dicen "manejar", y en lugar de "beber" pronuncian "tomar". Es gracioso cuando ves algún cartel de la campaña "si tomas no manejes". Entras en un restaurante, te preguntan qué quieres tomar, les dices que un burrito y te miran extrañados (¿un burrito para "tomar"?). Luego te acostumbras: cuando entras en un bar, pides algo de tomar. Cuando vuelves, pides algo de beber. No cuesta tanto. En la diversidad está la riqueza, ¿no? Puede que algún día aquí también evitemos "tomar" en las cenas no vaya a ser que tengamos algún problema al "manejar". De momento, las compañías discográficas ya han pasado a ser "disqueras". Desconozco si su libro de estilo lo admite, pero aparece escrito en sus páginas día sí, día no. Es oficial.
Curiosamente, en los setenta y ochenta, en España las empresas que se dedicaban a grabar, producir y distribuir material fonográfico eran conocidas como "casas de discos". Había "casas de putas" y "casas de discos". Sonaba entrañable: era el "hogar" de los artistas. En realidad era una patochada tremenda (y una incongruencia: eran más un prostíbulo que un hogar para los afligidos músicos), y por suerte desde finales de los ochenta cobró fuerza la denominación correcta: "compañías discográficas". Sin ambages, metáforas o medias tintas.
En cambio, "disqueras", además de fonéticamente irritante (me suena a "moteros", "foteros": ese argot chulesco y macarra para referirse a motoristas y fotógrafos) es un término bastante impreciso: ¿son disqueras las compañías discográficas, las tiendas de discos... o acaso las dependientas de estas tiendas? ¿Es disquero el ejecutivo de la discográfica o el dueño de una de las pocas tiendas que quedan? ¿O lo es, por qué no, el apasionado de los discos (puesto que de manera equivalente define la RAE a "motero"? Que yo sepa, Kawasaki no es una "motera", ni Nikon una "fotera". Pero quieren hacernos comulgar con que Universal es una "disquera".
La RAE recoge "disquera", en efecto, pero como vocablo utilizado en Cuba y Venezuela. En cambio, para "compañía" ("sociedad o junta de varias personas unidas para un mismo fin, frecuentemente mercantil") y "discográfica" ("perteneciente o relativo al disco o a la discografía") no antepone límites geográficos. Ya metidos en harina (musical), de hecho, hablar de "compañía" o "discográfica" por separado cobra pleno significado: es perfectamente divisible. A ver, no me opongo a "disquera" porque sea un término usado en Venezuela, sino porque es defectuoso y feo y no debe arrinconar a la denominación correcta.
Me pregunto el porqué de esta perversión. Quizá no es más que un giro "cool", molón, como cuando Bunbury hablaba con acento mexicano entre canción y canción. Decididamente, rompo una lanza por "compañía discográfica": complejo, divisible, con sólo tres vocales a pesar de su longitud, una esdrújula que suena de miedo, y, sobre todo, preciso.
Disqueras, disqueros
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28/1/09