Entre las mejores compras que he hecho últimamente hay tres objetos vergonzosamente baratos, sencillos y tremendamente útiles. Son tres objetos prácticos que utilizo a diario y cuyo uso me genera la satisfacción de pensar que he acertado de lleno con su compra. ¿Han tenido ustedes alguna vez esa gratificante sensación? Estos tres objetos son:
1) Gafas de sol, 7 euros. Las compré hace ya un par de años en China, en un mercadillo. Son de imitación de Diesel. Tienen los cristales (o lo que sean) muy oscuros, lo que las convierte en unas gafas perfectas para conducir. De hecho, son fantásticas para no sacarlas del coche. También son las que uso en viajes largos en que gafas mejores pueden sufrir algún tipo de contratiempo (rotura, pérdida, robo).
2) Reloj digital, 9 euros. Lo compré a principios de verano en Decathlón. Ideal para viajar, bañarte, montar en bici, ir al gimnasio... Como reloj suplente es estupendo. Robusto y ligero y fácil de usar. Además, basta que no te importe una ralladura para que esté indemne. Otro atractivo: tiene los números grandes, con lo que no necesito echar mano de...
3) Gafas de leer, 12 euros. Compradas en una farmacia. Las típicas gafas de abuelo, pequeñas, de las que se apoyan en la punta de la nariz. Debo aclarar que no las necesito a causa de mi avanzada edad, sino porque cuando llevo las lentillas puestas no veo de cerca. Las compré en enero, cuando todavía trabajaba en la tele, sin sospechar lo bien que me iban a venir meses después trabajando en una revista. Ahora casi no me las quito en la oficina y estoy estudiando la posibilidad de comprar otro par, para casa.
Pequeñas grandes compras
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24/8/07