Hace unos días se propagó el rumor de que Paulina Rubio iba a sustituir a Amaia Montero como nueva cantante de La Oreja de Van Gogh. De cómo ese bulo creció durante unas horas hasta verse convertido en noticia en telediarios y periódicos pueden hacerse varias lecturas. Yo lo veo como una muestra más de que la música no le importa ni un pimiento a nadie; que no merece ni siquiera el esfuerzo de levantar un teléfono para contrastar una noticia.
Yo me enteré porque en una página web desmentían que Paulina fuese a entrar en La Oreja de Van Gogh. Justo esa noche El Sueco iba a acudir a una entrega de premios donde se anunciaba la presencia de la cantante mexicana. Nos pareció que lo más natural (y al mismo tiempo, lo más fiel a los principios del periodismo) sería intentar preguntarle a ella (por la parte del grupo lo negaban). Paulina no quiso hablar con periodistas, pero El Sueco, en una lección magistral de periodista con recursos, se las arregló para colarse en una zona restringida y sacarle unas frases (y un autógrafo). Un momento memorable que se convertirá, sin duda, en batallita obligada y coña recurrente en próximas tertulias.
A la mañana siguiente, en Informativos Telecinco aseguraban alegremente que Paulina sería la nueva cantante de La Oreja. También algunos diarios e infinidad de páginas de Internet. A nadie se le ocurriría dar como noticia la dimisión de un ministro, por ejemplo, si no está contrastada del todo y no pasa cien mil filtros. Pero ¿algo sobre un grupo musical? Es lo suficientemente importante como para hablar de ello en un telediario pero tan insignificante como para largarlo sin reservas.
Pega la oreja
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26/11/07