Sinceramente, deseo con todas mis fuerzas que esta Liga la gane el Real Madrid, esta Liga que algunos denominan "de las estrellas", integrada por un equipo de fábula, otro bueno a secas y otros 18 que se las verían y desearían en la segunda división búlgara. Esta Liga no merece ganarla el Barça: su fúbol preciosista merecería ganar, eso sí, la liga interplanetaria. Pero ¿la Liga española? La Liga de la ramplonería, la cutrez y el pillaje ha de ganarla quien lleve estos atributos a su máxima expresión. Que gane el mejor. Y, en lo que a estos términos se refiere, el mejor, el más brillante, es el Madrid. Sería bellísimo que ganara el campeonato, el triunfo de la mediocridad, una oda a la vulgaridad. ¿Qué más queremos? El partido Real Madrid-Getafe, tildado de épico, no es épico para los madridistas sino para los antimadridistas. Todos los ingredientes: la clásica patada en la cabeza, la ayudita arbitral, el rival que regala el partido en bandeja de plata, el gol en el último suspiro y la moraleja triunfal para la prensa deportiva ("¡Heroico!"). Gozada absoluta: el Madrid interpretando al mejor Madrid. Es como ver descongelado a Walt Disney y que se ponga a dibujar a Mickey Mouse delante de tus narices. Un clásico. El Barça está en "otra" Liga; ésta la ganará el Madrid.