Desdiciéndome, como es habitual, finalmente fui a ver a AC/DC en el Palacio de los Deportes. Las bondades del concierto ya las habrán leído en otros sitios. A mí me apetece destacar lo negativo. Me parece una vergüenza el volumen al que suena la guitarra de Angus Young. Absurdamente alto. Es una chicharra constante, molesta, indescifrable. Me indigna tener que estar aún (a la mañana siguiente) sufriendo sus consecuencias. Cuando se calla (que es casi nunca), el resto de la banda suena potente, muy alta también, pero en su justa medida. Pero, claro, AC/DC es Angus Young: una guitarra atronadora acompañada por otros instrumentos y una voz. Lo sepulta todo. Está bien la máxima heavy del "volumen brutal", pero aplicarla literalmente me parece incluso de escasa profesionalidad. Aunque al público le da igual: están de espaldas al concierto haciéndose fotitos.