No hace mucho oí a un joven periodista musical que decía, a propósito de la música que salía de un ordenador conectado a Spotify: "Los Cars es el típico grupo del que he oído hablar mogollón pero que nunca he escuchado". Obviamente, no es un delito no haber escuchado a los Cars. Quien más quien menos, en este oficio, tiene sus lagunas. Pero la frase vino a reafirmar lo que llevo pensando desde hace tiempo: para algunos parece que la música rock nació con el punk. Como si hubiese una sola historia del rock verdadera (ugh) que nació con los preámbulos del punk (pongamos, si quieren, con la Velvet Underground, los Stooges) y ha ido creciendo y zigzagueando dando lugar al post-punk, el indie... etc.
Dicho en otras palabras: por éste y otros comentarios, parece que para mucha gente joven (incluidos algunos críticos) grupos como los Cars, Supertramp, Alan Parsons Project, Mike Oldfield, Roxy Music o la ELO no han existido jamás. O forman parte de algo que no les interesa. Cito expresamente nombres (dispares) que han sido inmensamente populares años atrás. Porque si empezamos a hablar de King Crimson, Yes, Camel, Journey, Cheap Trick o Toto, me figuro que ni los nombres les dicen nada. También popularísimos: no son Can. En determinados ambientes no se le ocurra decir que le gustan Supertramp: el marchamo de casposo y hortera no se lo quita nadie. Curiosamente, Gram Parsons (a quien en vida lo conocían tres y a quien, por otra parte, yo venero) tiene mucha más presencia hoy que esos grupos; su nombre sale más a relucir. Es la venganza de los malditos, capitaneada también por Nick Drake y Syd Barrett. Su malditismo los hace indies.
Hay algo que no encaja. Es como si se le hubiera dado la vuelta a la tortilla, no entiendo bien por qué. Creo recordar que, cuando era adolescente, nos gustaba todo tipo de música, sin distinguir lo que era cool de lo que podría parecer hortera. En el viaje de fin de curso de 8º de EGB íbamos en el autobús, de camino a Portugal, flipando con un disco que acababa de salir de un grupo llamado Pink Floyd, The wall (en doble casete, por supuesto). Pero nos molaba por igual la banda sonora de Grease o Umberto Tozzi (¡grande!). Hoy, en cambio, una corriente de desprecio intenta sepultar grandes grupos y canciones especialmente de los setenta (aunque también de los ochenta: Ultravox, Duran Duran, Spandau Ballet...).
Evidentemente, cada uno tiene sus gustos y está en su perfecto derecho de reivindicar una música y despreciar otra. Y no es que me las quiera dar de sabelotodo: como digo, tengo mis lagunas, pero desde luego no cierro mis orejas a nada. A mí, simplemente, me da pena que haya muchos chavales (y algunos periodistas, lo más grave) que ignoran, tal vez conscientemente, una parte enorme y riquísima de la historia del rock.
¿Quiénes son los Cars?
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18/3/09