Historias del gremio (II)

. 19/10/06

Una prestigiosa revista prepara un número especial que recoge los resultados de una encuesta para elegir las mejores canciones de la historia del rock español. La lista irá ilustrada con textos sobre cada canción, en los que, según sugieren a los colaboradores, debe incluirse algún comentario del músico en cuestión.
Me encargan una docena de canciones, algunas de ellas de los mismos artistas, y emprendo el tortuoso camino de localizar/entrevistar a los músicos por teléfono. He aquí el variopinto resultado:
Hablar directamente con el supercantautor es imposible, y su amable secretaria personal toma nota de mi encargo (de hecho, oigo como lo teclea en un ordenador), diciendo que es "prioritario". Al día siguiente me informa de que el supercantautor está afónico y prefiere mantenerse mudo para cuidar su garganta. Sutilmente le cuelo la opción e-mail, pero parece que la suerte está echada. La secretaria me da su correo y dice que lo intentará, pero no promete nada. El supercantautor mudo nunca responde al e-mail.
El grupo de rock transgresivo tiene un líder errático e ilocalizable, así que decido probar con el guitarrista y productor. Me espero cualquier cosa, pero en tono campechano me pide que le mande las preguntas por e-mail y que por la noche, cuando llegue a casa, aunque sea a las 3 de la mañana, me contestará. A la mañana siguiente abro el correo y, efectivamente, encuentro las respuestas. Ha contestado con premura y precisión.
Dos leyendas de la nueva ola (uno de ellos posiblemente el personaje más inefable de la movida madrileña, y el otro un one hit wonder clarísimo) me atienden por teléfono de buen grado recordando extensamente cómo gestaron sus respectivos himnos oficiales de la movida.
El veteranísimo cantautor melódico, que compuso un hit para una frágil voz femenina en la década de 1970, también tiene secretaria personal. Le explico de qué va la historia (una entrevista de 10 minutos máximo) y me informa, un tanto irritada, que el cantautor no podrá atenderme ni en ese momento ni ningún otro día ¡porque está trabajando! Comprendo entonces a qué dedica el tiempo libre: a trabajar 24 horas al día.
No termina ahí la cosa: un canal de TV prepara un programa especial basado en dicha lista, y decide recabar declaraciones de los músicos más votados. Entre ellos está la diva de la movida madrileña y su genial compañero. Cuando el redactor de la tele les plantea el tema, se niegan rotundamente a participar. Motivo: están enfadados con la revista porque les han dedicado una portada ¡en un mes que no les convenía! —